El arte de hacer puzles como metáfora de la vida Mindfulness

Hay un pequeño pasatiempo para niños y mayores que no es solo relajante, sino que manifiesta algunas de las más sencillas leyes de vida, que en muchas ocasiones nos olvidamos pero que siempre estaría bien recordar. La actitud Mindfulness nos enseña a estar plenamente atentos y conscientes de lo que nos está pasando, por dentro y por fuera, y un puzle es un buen entrenamiento a esta equilibrada forma de vivir.

Hacer puzles entrena la paciencia y la concentración… Al abrir la caja, miles diminutas piezas se mezclan entre sí, y la primera reacción puede ser de incapacidad y desaliento frente a un reto que puede parecer demasiado grande. Sin embargo, tras sentarse y empezar a confrontar el dibujo con sus pequeñas partes, nos damos cuentas de que hay líneas, patrones, indicios y pequeñas señales que nos indican cual es el sitio correcto de cada una de las piezas. En muchas ocasiones en la vida nos pasa igual… Nos encontramos con miles de circunstancias, situaciones, personas, relaciones, y no sabemos cómo pueden encajar la una con la otra de forma armónica y natural. Pero sabemos que hay un dibujo, una imagen, una idea, un sueño, que nos acompaña y que las une todas, sin forzar, sin obligar… Como por arte de magia, de repente, aunque no sin trabajo previo, todo simplemente… Encaja…

Y esta es otra de las características que nos puede venir en ayuda en los momentos más difíciles, tanto en los puzles de cartón, cuanto en el puzle de la vida… Las piezas están todas allí y sí, encajan: por cada una hay como mínimo dos piezas que se ajustan perfectamente, y que juntas a todas las demás van formando un dibujo pleno de sentido y significado. Las piezas están… Aun cuando no las encontramos o no sabemos cómo y con que encajan, están allí, debajo de nuestros ojos… Y llegará un día en el que, sin el más mínimo esfuerzo, sí las veremos, y sí sabremos exactamente donde van y como encajan… sabremos que parte del dibujo general son…

Cuando perdemos la paciencia y estamos al borde de abandonarlo todo tachándolo de misión imposible, hay un truco que puede ser de grande ayuda: simplemente, respirar… Podemos hacer otras cosas, lo podemos dejar por unos momentos o incluso por unos días, y cuando volvemos, lo que veíamos como muy nublado, vuelve a tomar claridad. Cuando tenemos un problema o una situación que no sabemos cómo resolver o solucionar, que nos agobia y llena la mente y el corazón de pensamientos y emociones turbias y poco claras, podemos hacer lo mismo… Dejarlo… y con el tiempo, a veces incluso muy poco, las cosas empiezan a tener sentido, empezamos a ver dónde y como pueden encajar todos los pensamientos y las emociones… y lo podemos ver y entender todo con más y mejor claridad, para finalmente poder solucionar incluso las problemáticas más complejas….

Una lección más que pueden aportarnos estas pequeñas piezas es la de no seguir intentando encajar dos piezas que no están hechas la una para la otra… El riesgo no es solo estropear las dos piezas en sí, sino el dibujo entero. Cuando nos damos cuenta que algo no encaja, aunque duela y aunque nos cueste despegarnos de la idea que sí, podría caber, que sí, podría funcionar, que sí, no es perfecta, pero está bien igual… Aunque cueste, hay que soltar nuestras creencias, y saltar, dejar la pieza a un lado, dejar el hueco, el vacío que queríamos rellenar con la pieza equivocad, con la confianza que llegará algo que encajará a la perfección. Y si por casualidad, la pieza era efectivamente la correcta, pero no encontrábamos la manera de que encajara porqué lo que fallaba era nuestra visión de las cosas y de la situación, no tengamos dudas de que seguirá allí, aunque sea la última que vamos a colocar… Así que si vemos que algo no cabe o no encaja… Soltamos el orgullo, el miedo, la impaciencia y dejamos que el tiempo y nuestra evolución y desarrollo nos enseñe cual es el orden y la posición correcta de las cosas…

Los puzles nos entrenan también en el juego de la serendipia, esta magia que sucede cuando mientras estamos buscando una cosa, encontramos otra que nos resuelve otros problemas o situaciones pendiente… Como la pieza que hemos estados buscando como locos por horas y que aparece justo cuando estamos trabajando en toda otra zona de la imagen…. Todas las piezas, todas las circunstancias, todas las personas e incluso todos los problemas que están en nuestras vidas, están por algo… Hacen parte del gran puzle de nuestra existencia y aunque no podamos entender inmediatamente donde y como encajan, y a veces tampoco porqué o para qué están allí… tengamos la confianza de que por y para algo son, y están, y de que en algún momento sabremos donde y como encajarlas.

En los puzles como en la vida hay que tener paciencia, y no dejarse llevar por el frenesí de quererlo todo ya…

Todo tiene su lugar, y si poco a poco seguimos encajando piezas, podremos ver cómo avanza el dibujo, y como todo cobra sentido…